sábado, 7 de marzo de 2015

El tiempo

El tiempo, magnitud incontrolable, cuarta dimensión, periodo infinitesimal irrepetible, inexistencia de simultaneidad, memoria de hoy, visión del pasado.

El humano con respecto al tiempo, siempre ha intentado medirlo; desde nuestra existencia intentó tomar sistemas de referencia como el día y la noche (rotación de la Tierra), como las estaciones (traslación de la Tierra), como los ciclos lunares (Traslación de la Luna) como cualquier punto de apoyo periódico y temporal, acciones que ocurrían siempre igual y que el humano como observador externo, podía comparar comprobando que envejecía al paso de estos ciclos. Se ha intentado comprender, conocer, explicar, filosofar sobre el tiempo, pero cada vez que se hacía, el tiempo había pasado. Siempre estamos en el pasado, siempre observamos el pasado; si miramos al cielo en la noche, vemos la luz de las estrellas que murieron hace millones de años.

¿Tiene el tiempo una dirección?. Hagamos una prueba. Llenamos un vaso de leche y le añadimos café, azúcar y lo movemos. Hemos creado una nueva disolución con todo mezclado. Si muevo la cuchara en sentido contrario, el café, la leche y el azúcar no volverán a su recipiente, si vemos la imagen grabada y la observamos al revés, podremos visualizar tal efecto pero jamás podríamos realizarlo. Este ejemplo nos muestra la dirección del tiempo, el tiempo no vuelve atrás y siempre transcurre en la misma dirección. Existe una paradoja por un astrónomo español llamado Francisco Violat Bordonau que abreviadamente dice así:
“Compramos un lingote de plata. Creamos una máquina del tiempo, retrocedemos un año en el tiempo, lo guardamos en la caja fuerte del banco y regresamos al presente. Ahora volvemos al día de ayer y sacamos el lingote de la caja fuerte y lo traemos al presente. Retrocedemos dos días y hacemos la misma operación, encontramos el lingote en el banco y lo traemos al presente. Si cada viaje lo realizamos en vez de 24 horas antes del anterior, lo hacemos cada 12, aumentaríamos a dos lingotes por día o si lo hiciéramos cada 6 o cada 3, etc. de modo que siempre volviéramos justo antes del viaje anterior, podríamos tener una inmensa fortuna en lingotes de plata.”
Solo una pequeña salvedad, cada lingote sería exactamente igual al primero, con la misma estructura molecular y atómica, incluso a nivel cuántico.
Lo primero que podemos deducir es que el sentido del tiempo transcurre siempre desde el pasado al futuro, nunca en sentido futuro – pasado. No se puede enviar al pasado información de sucesos que ocurren en el futuro, en este caso el lingote deja de estar en el interior del banco por haberlo retirado.
Si quisiéramos vender los lingotes, no podríamos puesto que todos llevarían el mismo nº de serie. Sería muy difícil vender varios lingotes con la misma documentación y nº de serie. Esto sería un problema pero subsanable mediante malas artes.
Desde el punto de vista de un observador estático, este, visualizaría una creación de materia. El enviar al pasado algo, supone crear materia donde no la había y al devolverlo al presente del mismo modo traemos un lingote cuya masa no existía. Según la famosa fórmula de Einstein E=mc², necesitaríamos una cantidad de energía tal que no habría central nuclear en el mundo que pudiera aportar tal energía para enviar y devolver una máquina del tiempo. Es imposible fabricar ahora copias de algo aplicando energía.


Buscando en la historia del tiempo, existió un filósofo griego llamado Zenón de Elea que en uno de sus pensamientos decía que una flecha lanzada, durante su trayecto estaba estática, puesto que él definía el reposo como la ocupación de un espacio en un momento determinado (en un momento lo suficientemente pequeño). Esto le ocurría a la flecha y por este mismo motivo decía que se encontraba en reposo.
Para Platón el tiempo era una imagen móvil de la eternidad, imita la eternidad y se desarrolla en círculo. El tiempo nacía en el cielo y el movimiento de los astros lo medía. Aristóteles dice que el tiempo no puede concebirse sino es por el movimiento, aunque consciente de la dificultad de enfrentarse a él, lo eludía en sus pensamientos.
Para San Agustín hay una unión indisoluble entre el tiempo y la eternidad ya que el tiempo procede de la eternidad y se acabará con esta.
Newton decía que el tiempo es inmutable e igual para cualquier observador tanto en reposo como en movimiento, base de la física clásica.
Einstein, rehizo la física, esto no quiere decir que la física de Newton y Galileo es errónea, sino que solo es aplicable desde un punto de vista de un observador estático. Newton trataba el movimiento con las tres coordenadas en el espacio, pero Albert Einstein añadió a estas tres dimensiones una más, la cuarta dimensión, EL TIEMPO. Esto matemáticamente se pudo realizar mediante una variedad tetradimensional creada por un profesor de Albert Einstein llamado Minkowski. Se cambió el concepto de punto por evento y la magnitud de distancia por intervalo.
Einstein postula que la presencia de masa o energía curva el espacio-tiempo y por tanto que este es relativo en diferentes lugares del universo. El cuestiona la simultaneidad absoluta del tiempo ya que el tiempo viene determinado por el intervalo que tarda en recorrer un rayo de luz la distancia que separa dos relojes sincronizados situados en lugares diferentes del espacio. El tiempo en el espacio en una nave que viaje a una velocidad cercana a la de la luz, iría más lento para el observador que viaja en ella comparado con un observador que permanece inmóvil con respecto a esta. En 1977 se comprobó en un satélite estadounidense en el que se colocaron unos relojes atómicos muy exactos. A su regreso se comprobó con otro de similares características que los del satélite se habían retrasado un poco. Esto indicaba que en el satélite que viaja a más velocidad, el tiempo transcurría más lentamente. Teniendo en cuenta que el tiempo transcurre también más deprisa cuando la fuerza gravitatoria es menor, la compensación de ambos adelantos y retrasos obtenía que en un satélite que va a unos 14000 km/h y orbita a 20.000 km de la tierra, se retrasará unas 39 millonésimas de segundo por día, tiempo inapreciable (depende para que…).
Existe un ejemplo que dice: “si un astronauta viaja al centro de la galaxia a velocidades cercanas a la de la luz y volviera, para él habrían pasado unos 60 años y para los terráqueos, unos 4 millones de años.”

En el año 2003 un estudiante de física, Peter Lynds, publica un controvertido artículo sobre el tiempo. Peter dice: “no existe un instante preciso en el tiempo que subyaga a un proceso físico dinámico”, esto quiere decir, como decía el filósofo griego Heráclito, “No te puedes bañar dos veces en el mismo río”, no existe una sucesión de instantes tratando a los intervalos temporales infinitesimalmente. Pero si no existe esa sucesión de instantes ¿Cómo continúa el tiempo?. Para Peter Lynds, la ausencia de una progresión del tiempo explica como es posible la deformación en un intervalo de tiempo.

Para terminar, un filósofo, escritor y pintor libanés Gibran Khalil Gibran, en su obra “El profeta”, poéticamente describe así el tiempo en uno de sus párrafos:

“Y un astrónomo dijo: Maestro, ¿y el Tiempo?
Y él respondió:
Mediríais el tiempo, lo inconmensurable.
Ajustaríais vuestra conducta y aun dirigiríais la ruta de vuestro. espíritu de acuerdo con las horas y las estaciones. Del tiempo haríais una corriente a cuya orilla os sentaríais a observarla rodar.
Sin embargo, lo eterno en vosotros es consciente de la eternidad de la vida.
Y saber que el ayer es sólo la memoria del hoy y el mañana es el ensueño del hoy.
Y que aquello que canta y medita en vosotros mora aún en los límites de aquel primer momento que esparció las estrellas en el espacio.”

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